El techo es una de las partes más expuestas de una vivienda, y también una de las más olvidadas cuando se trata de mantenimiento. Sin embargo, detectar a tiempo los daños puede prevenir filtraciones, humedad, deterioro estructural e incluso enfermedades. En este artículo te explico cómo identificar señales de alerta, cuándo revisar tu techo y cómo actuar para evitar goteras y conservar tu vivienda en buen estado.
Principales señales de daño en un techo
Algunos daños en techo son visibles, pero otros pasan desapercibidos hasta que ya es tarde. Estos son los signos más comunes que deben alertarte:
- Tejas rotas o faltantes: Suelen ser consecuencia del viento, el granizo o el desgaste. Permiten el ingreso de agua.
- Manchas de humedad en techos o muros: Indican filtraciones y pueden generar moho y hongos.
- Ruidos extraños o crujidos: Señal de estructuras debilitadas o materiales sueltos.
- Zonas hundidas o combadas: Aparecen por acumulación de humedad o daños estructurales.
- Presencia de moho, algas o musgo: Retienen humedad y aceleran la degradación.
- Gránulos en las canaletas: Indican el envejecimiento de las tejas.
- Tapajuntas deteriorados: Si están sueltos o mal sellados, permiten filtraciones.
Ante cualquiera de estos signos, la inspección profesional es fundamental.
¿Con qué frecuencia se debe revisar el techo?
Aunque muchos daños son silenciosos, existen recomendaciones claras para evitar sorpresas:
- Una vez al año: Idealmente en primavera u otoño.
- Después de tormentas o granizadas: Aunque no veas daños evidentes.
- Cada 6 meses: En techos con más de 10 años o expuestos a climas extremos.
- Según tipo de cubierta:
- Techo plano: cada 6-12 meses
- Techo de tejas: cada año
- Techo metálico: cada 2 años
Una inspección visual básica puedes hacerla tú mismo, pero ante cualquier duda, recurre a un arquitecto o especialista en cubiertas.
Cómo reparar goteras y prevenir humedad
- Cómo detectar goteras en el techo
Al detectar goteras en el techo, se debe actuar rápido es clave cuando ya hay filtraciones. Te comparto una guía práctica:
- Localiza el origen del problema: No siempre coincide con el punto donde cae el agua. Inspecciona más allá.
- Limpia la zona: Elimina polvo, hojas y escombros con espátula y cepillo.
- Usa productos adecuados:
- Bandas impermeables autoadheribles: Como Presto Band, para grietas y juntas.
- Pasta asfáltica: Como Imperfácil o Hidroplast, aplicables incluso con humedad.
- Impermeabilizantes acrílicos: Como Fester Acritón, ideales para techos completos.
Mantenimiento preventivo y mejores prácticas
Evita daños mayores con estos consejos:
- Limpieza periódica: Retira hojas y basura de techos y canaletas.
- Revisión estructural: Verifica que no haya desplazamientos, agrietamientos o desprendimientos.
- Impermeabilización cada 3-5 años: Especialmente en zonas con lluvias frecuentes.
- Ventilación y aislamiento adecuados: Previenen la condensación y la proliferación de moho.
- Poda de árboles cercanos: Reduce el riesgo de impacto y acumulación de residuos.
Un techo bien mantenido no solo protege tu vivienda, también mejora su eficiencia energética y prolonga su vida útil. Realiza inspecciones regulares, actúa ante los primeros signos de daño y no escatimes en el mantenimiento preventivo. Consultar a un especialista en construcción puede marcar la diferencia entre una reparación menor y una intervención costosa.